Fuente: www.putaendouno.cl
Hoy despedimos a nuestro compañero del Instituto Abdón Cifuentes de San Felipe y amigo Manolo Olea, con una hermosa misa en La Merced y una multitud de amigos luego en Parque Almendral.
Todos muy apenados, golpeados por ver partir a una persona tan llana, con tantas demostraciones de saber disfrutar de la vida y la alegría de compartir. Dos lindos y maduros hijos le siguen, y tras ellos nuestro compromiso de mantener vigente nuestra alerta para atenderlos a ellos y a Andrea, su esposa, en la medida de lo posible.
Pero entre tanta pena, una alegría inmensa de encontrar a tantos amigos y compañeros de colegio, algunos que no veía hace ya décadas. Pelados, guatones, barbones, canosos, flacos, pero todos con un cariño entrañable, como si ayer nos hubiésemos despedido saliendo del colegio para volver al otro día.
Todo iba bien en la despedida de Manolo, hasta que comenzaron a escucharse tímidamente los sones de “Cuan suaves son tus brisas primavera….camino del colegio, puerto alegre, puerto azul….el alma va cantando mañanera….”. Y eran mis compañeros los que cantaban, y me uní a ellos, pero el nudo en la garganta me la ganó en largos pasajes. Y luego el desgarrador grito de mi querido “Mondongo” “¡Atención institutanos…¡IAC!” que todos respondimos con el alma, con rabia, con pena… y con lágrimas en los ojos.
Si pues, eso quería señalar. Todos con lágrimas en los ojos, y luego nos abrazamos, y lloramos. Uno de los nuestros se había ido… y demasiado temprano. Y ahí estábamos nosotros, los sesentones, todos secándonos los ojos con la mano.
Y toda esta historia es para rescatar eso amigos, que somos capaces de llorar, que seguimos siendo muy humanos, que no nos hemos puesto viejos huevones, y que somos capaces de sentir como si volviéramos a ser niños, pero reconociendo, cual más cual menos, las asperezas y altos y bajos de estos 45 años separados y que cada uno vivió en su propio camino. Eso nos hace llorar, la nostalgia de no poder volver a ser los niños del colegio.
Pero uno de los nuestros se anticipó, y en su último acto nos volvió a reunir, para darnos una cachetada y decirnos “¡Hey! despierten, aun se tienen el uno al otro, aun son amigos, aprendan a disfrutar la alegría de compartir”.
Y eso es lo que haremos por lo menos unas dos veces al año Manolo, ¡Y en tu nombre!
¡¡ARRIBA INSTITUTANOS!
Mario Alvarado Eva
Director Putaendo Uno
Gracias Mario por tan lindas palabras para monolo , familia y amigos tal como lo mencionas era sencillo amable y siempre estaba presente cuando se lo pedían y como todos somos una familia Institutana tenemos que seguir adelante , gracias a todas las personas que nos acompañaron y el cariño que nos demostraron .
Saludos
Ricardo Olea G