Carta de un Ex-alumno de la Generación 1994

Junto con saludarle, agradezco a ud. la invitación para participar en el acto de Conmemoración del 104° Aniversario de nuestro querido IAC, así como a la entrega de medallas a los alumnos egresados de la generación 1994 del Colegio.

Sin embargo y muy a mi pesar, no podré asistir por razones laborales, las cuales han sido del todo imposibles de soslayar para poder asistir a este importantísimo evento de aniversario de nuestro Colegio.

No obstante, vaya para ud., en representación del cuerpo docente de mi querido instituto, en especial de mis profesores formadores, el más afectuoso abrazo y agradecimiento por su tiempo y dedicación, por sus enseñanzas académicas y sobre todo enseñanzas de la vida. Creo no equivocarme al sostener que han contribuido a formar hombres comprometidos con su trabajo y con la sociedad, cualquiera sea la profesión y el ámbito en que se desempeñen. Creo también que para todos los que egresamos en 1994, sigue siendo un orgullo decir que “salimos del Instituto” aún cuando todavía éste no ocupaba el actual sitial de importancia de que goza dentro de la educación regional y nacional. Siempre valoré que se nos instara a ser los mejores estudiantes, pero por sobre todo ser mejores personas.

Si me permite extender unas palabras a los actuales alumnos del IAC, quisiera decir lo siguiente: El Colegio, mi colegio, no es el mismo del que egresé. Desde el uniforme hasta que ahora es mixto. Y estos cambios son parte de la modernidad y de una necesidad de extender el modelo educativo a más personas en nuestra ciudad y provincia. Quizá uno resista un poco esos cambios, pero esto es natural y propio del ser humano. Sin embargo, no por ello uno deja de querer a su colegio ni menos desear hoy y siempre lo mejor. Por tanto, a todos los actuales alumnos y alumnas del IAC no me queda más que invitarlos a seguir por la senda del estudio, del compromiso social y fundamentalmente por la senda del respeto: el respeto a los profesores que pasan más tiempo con nosotros que con sus propias familias dando lo mejor de si; respeto a sus compañeros, pues ninguno es mejor que otro ni tiene el derecho de afectar su dignidad y sus emociones, pues uds. son antes que todo PERSONAS, lo que los hace IGUALES entre sí y por tanto deben respetarse como tales; el respeto a los auxiliares de aseo, pues ellos con una aparente labor invisible procuran con afecto y esfuerzo que siempre estemos en el mejor lugar para poder estudiar y compartir. Y por último, respeto con los edificios del colegio, pues en 104 años no sólo ha pasado mucha historia sino también buenas y grandes personas, que han hecho cada uno en su medida lo que hoy es el Instituto Abdón Cifuentes. Hay una tradición, una integridad, una historia en cada muro y lugar. El Colegio es nuestro segundo hogar y hay que cuidarlo siempre. 

Estimado señor, le reitero mis agradecimientos y sobre todo mi saludo afectuoso a mis profesores. Sé con confianza y seguridad que nuestro querido IAC seguirá cada día siendo más grande y más comprometido con la educación integral de sus alumnos.

Muy atentamente,

Renato Marcelo Urzúa Berríos
Institutano desde 1981 a 1994