Esta mañana, en el patio central del Instituto Abdón Cifuentes, nos reunimos como comunidad para vivir una hermosa Liturgia en celebración de la Resurrección de Jesucristo. Un momento lleno de fe, alegría, donde cantamos y nos movilizamos por Jesús y unidad, donde renovamos nuestra esperanza en el triunfo de la vida sobre la muerte.

En esta misma instancia, elevamos nuestras oraciones por el eterno descanso del Papa Francisco, quien partió a la Casa del Padre después de 12 años de pontificado y 88 años de vida. Como el primer Papa latinoamericano, dejó un legado inmenso de humildad, misericordia y amor por los más necesitados, siendo recordado como el «Papa de la Misericordia», como lo catalogó el arzobispo de Tarragona, Joan Planellas.

El Papa Francisco tenía predilección especial por lo pobres y por los marginados, por los migrantes, por todos aquellos que sufren, por todos aquellos que no tienen las condiciones de vivir de una manera digna.

Hoy, con el corazón acongojado pero lleno de gratitud, pedimos por su alma y por el consuelo de la Iglesia. ¡Que brille para él la luz perpetua!